Las tradiciones y costumbres de un pueblo son manifestaciones periódicas vinculadas a su cultura, sociedad y economía, que se reflejan en ceremonias, festividades o determinados actos. A medida que la forma de vida cambia, dichas tradiciones van evolucionando, surgen algunas nuevas y otras van desapareciendo. Por ello, y sin ánimo de ser exhaustivos hemos dividido las tradiciones de Guisando en las siguientes:
Tradiciones en vigor
Las fiestas de San Miguel (29 de septiembre), y las fiestas de San Pedro (29 de junio). En éstas últimas fiestas antiguamente se contrataban pastores para los rebaños de cabras, ya que la economía local era básicamente ganadera. En las fiestas hay verbenas, comida popular de carne de vaquilla en la plaza, alguna que otra rondalla de música tradicional, y de vez en cuando sobre todo las mujeres, lucen su traje típico, de lo más esplendoroso del Valle del Tiétar.
Otra fiesta es la del veraneante, a principios de agosto, para agasajar otra fuente de recursos cada vez más escasa como es el turista (Guisando es pionero en turismo rural desde principios del siglo XX), donde se eligen misses y se las premia con un buen chapuzón en la Fuente Grande.
En Navidades se hace una hoguera en la plaza (antigua fiesta pagana que celebraba el solsticio de invierno), todavía algunos rondan las calles con zambombas y panderos cantando villancicos de antes, se adorna el centro del pueblo con un pino (símbolo de otro pasado económico recientemente truncado) y los quintos se visten de Reyes Magos para delicia de los más pequeños.
Carnavales se celebra el martes de carnaval en una ermita, y es una fiesta de siempre ya que aquí nunca estuvo prohibida por dedicarse a San José (se transformó en celebración religiosa). Los lugareños vuelven a lucir sus maravillosos trajes típicos y bailan al son de una gaitilla. Luego el ayuntamiento invita a limonada y dulces. Es una pena que no se potencie esta fiesta sencilla y entrañable y más antigua que muchos carnavales famosos de la zona.
El domingo de Resurrección es el día del huevo. Se regala a los niños huevos cocidos pintados de colores, tintados con hierbas u otras plantas. Su significado, seguramente interesante, es todo un misterio de origen pagano e invita a ser investigado, ya que además en casi ningún otro sitio se realiza un rito similar.
El 1 de noviembre, día de Todos los Santos, se sale al campo a asar castañas, y es conocido con el nombre de la moragá.
Otra costumbre con plena vigencia es la matanza del guarro para aprovisionarse de sus buenos productos durante el largo invierno. Además sigue teniendo connotaciones de fiesta y de reunión familiar. Lástima que la vida sedentaria y los colesteroles vayan reduciendo las matanzas.
Tradiciones en peligro de extinción
Como ya no hay “mili”, y la tasa de natalidad es muy baja, cada vez hay menos quintos. Estos en Navidades piden de madrugada cantando “el chorizo” a los vecinos (tienen matanza recién hecha), se supone como ayuda a su dura contribución al ejército español (también admiten dinero). Además si lo solicitan el ayuntamiento también les regala un pino de la jurisdicción para sufragar sus gastos (eufemismo de juergas).
En las bodas cada vez es menos frecuente que las familias de los novios obsequien a sus invitados con chocolate y dulces los días previos a la boda.
Tradiciones desaparecidas
Ya no se hacen bodas de tres días, ni se ronda el día de la boda, ni se baila con la novia a cambio de dinero, ni la madre de la novia regala a su hija un trozo de pan que conservándolo siempre no sufrirá maltratos del futuro marido (suena a violencia de género). Tampoco se pide la entrada en la casa de la novia cuando se comienzan relaciones, por si los padres aceptan...
Tampoco el día de San Isidro se hace una romería al paraje de Las Herrezuelas, antiguo asentamiento de campesinos de Guisando, Ni el día de Santiago se realiza una excursión como mandaba la tradición. Ni se corren los gallos (entre otras cosas porque es una salvajada), ni se tiran sajumorios que es una mezcla química de elementos naturales que produce un humo y olor insoportable, satisfacción de bromistas.
Ni el día de San Juan se ponen enramadas, que consistían en poner en las ventanas de los vecinos una rama, cada una con su significado (de parra: borracho; de higuera: loco: de siempreviva: deseo de salud). Ni otras costumbres asociadas a tareas agricolas, ganaderas u otros usos sociales de antes.
Fernando Palacios